Eduardo Esteban Charpentier Herrera
Pupilo de Narciso Garay, Eduardo Charpentier Herrera (1904) fue destacado instrumentista y director de orquesta. Como primera flauta, fue parte de ensambles orquestales, operáticos y de música de cámara. Fue su participación en otro tipo de ensambles, sin embargo, la que cimenta su legado individual a nuestra Cultura: Como miembro fundador del Conservatorio de Música en 1941, y como miembro fundador de nuestra Orquesta Sinfónica. De esta obra humana, conjunta, surgieron generaciones de músicos y académicos panameños quienes, a más de un siglo del nacimiento del Maestro, también gestan acciones organizadas—no sin pocos desafíos—para preservar la historia y profesionalización de la instrucción musical panameña.
Maestro de muchos, Charpentier Herrera tuvo a su cargo la temprana educación de su propio hijo: el Maestro Eduardo Charpentier De Castro. Nacido en Panamá en 1927, Eduardo Charpentier De Castro—intelectual, compositor, instrumentista (flauta) y director de orquesta—estudió en el Conservatorio Nacional de Música y Declamación (Panamá), Roosevelt Collage de Chicago, Marlboro Collage de Vermont, Eastman School of Music de la Universidad de Rochester, NewYork; en Conservatoire National de Musique de París y en la Columbia Pacific University de California en donde se recibió de Doctor en Filosofía con especialidad en Música y Educación. Fue Director Titular de la Orquesta Sinfónica Nacional y fundador del Departamento de Música y la Orquesta de Cámara de la Universidad de Panamá. En 1999 recibió la Orden Vasco Núñez de Balboa en Grado de Gran Oficial.
La suya fue una trayectoria académica generosa, dedicando gran cuidado a la instrucción de futuros docentes e intelectuales de la música clásica, y abonando a la conservación de nuestro patrimonio inmaterial con transcripciones del Corpus Christi en la Villa de Los Santos, de los Diablicos Sucios, Son, Toletón, Mejorana e Himno de la Heróica Villa de Los Santos. Estas transcripciones hoy sirven como registro documental e instrumento transmisor de nuestras tradiciones para nuevas generaciones.
Eduardo Esteban Charpentier De Castro, Ph.D.
Sin embargo, es en las composiciones de Charpentier De Castro donde encontramos riqueza de elementos identitarios, al hombre meditando la identidad ante otredades, la identidad colectiva y su sentido de pertenencia. En composiciones como Romanza y Danza Panameña—imbuida del universo sonoro del Corpus Christi—estamos ante un pensador de la panameñidad performática, término con el describo la identidad de corte costumbrista, de la campiña panamensis usualmente asociada a la nacionalidad. Sería simplista abordar su obra por su “sonido” panameño. Al contrario, obras como Un panameño en Viena, Incas en Madrid, para flauta, oboe y piano, nos recuerdan que los tiempos y talentos de Charpentier De Castro le llevaron a vivir afuera del territorio, donde recibió una instrucción transformativa y encuentros cercanos con—podemos asumir—el peso de ser el único panameño. A su retorno, se convierte en el hombre transicional (Szok, 2001) quien encarna dualidades del aquí y allá, y opera transformaciones en el orden y estructura social, inspirado en las vivencias y aprendizaje de allá. Los tiempos de Charpentier padre y de su tutela encontraron a la joven República en la acelerada construcción de una identidad colectiva y su homogeneización. Los tiempos del hijo—sin embargo—son de encuentro, de autorreconocimiento en medio de la transformación social-política que resultó de República.-Canal y su impacto en la identidad individual.
Padre e hijo inscriben en el acervo nacional obras de inmensurable valor artístico, además de los frutos de una dedicada gestión al servicio de la formación de generaciones de músicos panameños que a su vez hoy enseñan, gestan y transforman. Para aquellos que escuchamos con oídos laicos, nos legan una instantánea musical del cuestionamiento identitario y el sentimiento de arraigo y pertenencia a una Nación.